Sin desbordarse en la euforia, el clavadista mexicano Yahel Castillo manifestó que "deben guardarse las emociones para el final", luego de clasificarse para la ronda semifinal en el trampolín de tres metros de los Juegos Olímpicos de Beijing.
El clavadista finalizó en el tercer lugar de la ronda con una puntuación de 480.85 puntos, superado sólo por los chinos Chong He (515,50 puntos) y Kin Qin (502,95).
"No debe haber emociones antes de tiempo, hay que guardárselas hasta el final; falta lo que sucederá mañana, porque se borran estas puntuaciones y se debe comenzar de cero".
Castillo, quien cambió el balón de fútbol por la piscina, expresó que sin duda alguna "voy a escribir mi propia historia. Lo que deseo es estar en la final. Mi clavado con mayor grado de dificultad lo ejecute bien, sólo que me abrí un poco y eso es en lo que debo trabajar para mañana".
El salto inverso con dos y media vueltas con dos y medio giros fue con el que titubeó y fue calificado con 7 y 7,5, "por lo que hay que mejorar este martes (mañana) si deseo estar en la final con ese salto que es el de mayor grado de dificultad".
Remarcó que "ese clavado me da mucha seguridad, independientemente de si lo tiro bien o no, y de tener clavados de ese grado de dificultad significa que estoy bien preparado".
El clavadista del estado de Jalisco (occidente) indicó que si su entrenador Jorge Rueda decide ejecutar otra vez ese salto de mayor grado de dificultad, con el cual obtuvo la medalla de bronce en la Copa del Mundo de febrero pasado en este mismo escenario del Cubo de Agua, "lo haré mucho mejor".
Insistió en que en este tipo de competiciones se debe ir poco a poco, "sin echar las campanas a vuelo".
Finalmente, Castillo comentó que en estos momentos no tenía nada por qué preocuparse, y si el dolor que siente en el tobillo sale a flote, "ya es costumbre, y eso no será ningún pretexto para dar mi máximo esfuerzo".