En su tercer amistoso de la pretemporada, el Barcelona supo imponer el estilo que predica su nuevo entrenador, Josep Guardiola, para derrotar al Florentina (1-3), un rival que también disputará la previa de la Liga de Campeones, pero incapaz de contrarrestar la velocidad del juego azulgrana.
Paso a paso, el Barza avanza hacia el equipo imaginado por Guardiola. En Florencia emitió señales muy positivas, una prolongación de lo que ofreció en sus dos primeros partidos en Escocia ante rivales de escaso cartel, el Hibernian (0-6) y el Dundee (1-5).
La posesión de la pelota y la velocidad en la circulación encabezan el decálogo de Guardiola, que sigue apostando por la incorporación ofensiva de los laterales y sobre todo, por un rondo continuo, una obsesión por el toque que remite al más puro estilo "Dream Team".
En sólo diez minutos, el Barza se hizo con el dominio de su tercer amistoso estival. El Fiorentina, un equipo saneado para comparecer en Europa, apenas le inquietó en todo el partido, víctima de un cierto complejo de inferioridad ante el buen color que presenta el Barcelona.
Obtuvo el Barza su primera recompensa a la media hora de juego. A partir de un tiro de esquina, el equipo azulgrana descolocó a la Florentina en apenas tres toques; de Messi, en el pico del área, a Piqué, encargado de controlar en el segundo palo y servir a Puyol. El capitán sólo tuvo que empujar el balón a la red.
Con Messi como referencia en ataque, ocupando la posición de "nueve", el Barcelona avanzó por ambas bandas con enorme facilidad. Xavi, en su primera aparición de pretemporada, asumió el timón del equipo y el argentino, el brillo y la imaginación. No hay manera de frenarle cuando conduce la pelota. Su capacidad para el desborde y la conducción parece multiplicarse cada día.
Frente a los recursos del Barza, el equipo de Cesare Prandelli apenas ofreció argumentos. Sobre el maltrecho césped del Artemio Franchi, el equipo italiano no conectó con sus dos guías de ataque, Mutu y Gilardino.
El gol de Pazzini, a falta de media hora, fue casi anecdótico, pero retrató una de las carencias del nuevo Barcelona, una ligera descoordinación entre los dos centrales, una brecha en las coberturas que Guardiola deberá corregir.
Sin tiempo para poner en apuros el marcador, Bojan rescató una pelota en el área rival para colocar el tercer y definitivo gol. Fue un gol de mérito porque el canterano se revolvió y, con un golpe de cintura, anuló a dos defensas; epílogo de un partido más que satisfactorio para un equipo en formación y que mañana emprenderá una gira de una semana por Estados Unidos.