El militar, que partió desde una base aérea en New Jersey, viajó en un avión de la fuerza aérea estadounidense escoltado por cuatro policías de la Interpol de ese país, y fue entregado a uniformados de la sección peruana, según dijeron a Efe fuentes policiales.
Al aeropuerto no se trasladaron familiares de los fallecidos en la matanza ni los grupos que los representan, pese a que policías de los servicios especiales y de acción táctica estaban listos con material antidisturbios para evitar eventuales incidentes.
El abogado del comandante en retiro, Raúl Durán, que también lo esperaba en el aeropuerto, denunció en declaraciones a Efe el tratamiento que recibió su defendido, pues el hecho de que viajara esposado es, según él, una violación a la presunción de inocencia.
Según Durán, Rivera Rondón era residente en Estados Unidos desde hace 17 años, y añadió que aún no ha tenido tiempo de estudiar los documentos que justifican lo que él llamó "deportación" de su defendido para considerar si presenta una denuncia contra las instancias pertinentes de EE.UU.
El abogado consideró que el poder judicial peruano peca de "arbitrariedad", pues sostuvo que su defendido no tuvo nada que ver en la matanza de Accomarca por la sencilla razón de que su patrulla nunca llegó a la quebrada donde se produjo.
Aquella masacre, en la que murieron 69 personas, fue una de las que salpicaron la guerra no declarada que libró el Estado en los años ochenta y noventa contra Sendero Luminoso